
Se trata de una disciplina terapéutica, basada en conocimientos de la anatomía, biomecánica, y fisiología del cuerpo, que ofrece una visión holística o global del mismo, y a través de la cual, se busca reestablecer el equilibrio mecánico del organismo de una manera más precisa.
Podemos diferenciar tres grandes grupos hacia los que van dirigidas las técnicas que aplicamos, como son el sistema músculo-esquelético (osteopatía estructural), las vísceras (osteopatía visceral) y el cráneo (osteopatía craneal). Pero de igual modo, llegamos a actuar a nivel de los sistemas circulatorio, linfático y cráneosacro.
Se realiza un exhaustivo examen clínico, para conocer los posibles factores que pueden contribuir a la patología que presenta el paciente, con el fin de llegar a un diagnóstico osteopático, y con ello seleccionar las técnicas adecuadas para cada caso en particular.
Osteopatía estructural
Enfocada al sistema músculo-esquelético (huesos, músculos, tendones, fascias…), se aplican técnicas adaptadas a cada disfunción, tejido, y paciente.
Osteopatía visceral
Buscamos actuar sobre todos los tejidos que participan en las funciones de las vísceras, y que puedan estar generando alguna limitación en su movilidad y en su correcto funcionamiento.
De esta manera podemos encontrar síntomas o problemas asociados a las vísceras como puede ser ardores, digestiones pesadas, estreñimiento/diarreas, hernia de hiato…
Osteopatía craneal
Mediante técnicas manuales, actuamos facilitando la micromovilidad del cráneo y el conjunto de la relación craneosacra.
Algunas consecuencias de alteraciones posturales, traumatismos, desequilibrios musculares, pueden afectar a nervios craneales, arterias, glándulas y otros tejidos, a su paso por orificios craneales o en el interior mismo, provocando neuralgias, dificultades de visión, audición, vértigos, migrañas…